Propuesta de una nueva Doctrina Política para el Perú
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La coyuntura política actual, donde se encuentra en debate la susbistencia del modelo económico de libre mercado frente a la arremetida del marxismo leninismo, nos hace plantear la siguiente pregunta, ¿Qué modelo económico ha sido más capaz de producir bienestar en la población?, para responder esta pregunta podemos utilizar la información histórica de los países donde se implementó el libre mercado y aquellos donde se implementó el modelo económico marxista - leninista o del socialismo del siglo XXI, de esta revisión podemos comprobar que los primeros países presentan niveles de bienestar más altos que los segundos.
Pero si esto es así, ¿Porqué nos encontramos caminando como sociedad a un sistema económico que empobrece?, la respuesta se encuentra en la acción negativa de la tecnocracia ineficiente y corrupta, y al mercantilismo arrogante que durante las últimas décadas entregaron las banderas de lucha contra la corrupción y busqueda del desarrollo e inclusión social a la izquierda; la cual armó y posicionó su narrativa política y social, haciendo uso de muchas cosas ciertas (la crítica a la corrupción y pobreza), y tergiversando otras (los países socialistas están mejor). Esta narrativa asignó las culpas de toda la crisis social al modelo económico, y se encargó de borrar sus propias culpas, como el desastre económico de Velasco, el terrorismo de los 80 y 90 y su participación como tecnocratas en los gobiernos de Fujimori, Toledo, Humala, Kuczynski, Vizcarra y Sagasti.
Por otro lado, mientras que el sistema político peruano se formaba alrededor de clanes familiares como los Fujimori, los Acuña, los Luna, partidos políticos “vientre de alquiler” y otros que arrastraban denuncias de corrupción, la izquierda formó cuadros políticos que ganaron la narrativa política social; a través de la capacitación política y la penetración del magisterio y universidades que son la médula espinal de la construcción de la memoria histórica.
Por eso hoy, el sistema político tradicional se muestra inerte y sobrepasado por la acción del discurso marxista leninista, al no contar con doctrina política propia que explique el pasado, presente y futuro del país, les es imposible acercarse a la mayoría de la población, no solo para explicar el riesgo del marxismo leninismo, sino principalmente para brindar una visión de futuro que demuestre que la reducción de la pobreza, a través del capitalismo popular y el pleno uso de las libertades, hará llegar el bienestar a la totalidad de la población.
Para lograr aquello, proponemos incorporar al debate político la “Doctrina para la Modernización y Desarrollo Nacional”, la cual planteamos en siete ejes claves:
- Lucha contra la corrupción y delincuencia común
- Promoción de la economía y empleo adecuado.
- Equilibrio financiero en la gestión del presupuesto público.
- Defensa y valores nacionales.
- Protección de los derechos humanos.
- Protección y promoción de la cultura.
- Servicios públicos de calidad.
Cada uno de estos puntos, encierra en si mismos, una serie de políticas y planes de acción multisectoriales que iremos desarrollando, para explicar desde cada uno de estos puntos, la historia del país, sus logros y fracasos y las condiciones del presente; pero sobre todo, para plantear las políticas y acciones de gobierno, en cada uno de estos temas, con visión de futuro; considerando que para el año 2050 tendremos, aproximadamente 42 millones de habitantes, de los cuales el 85% vivirá en las ciudades, con el consiguiente incremento de problemas de inseguridad ciudadana, criminalidad organizada, ciberdelincuencia, falta de agua y desagüe, caos en el tranporte; además del cambio climático, la deforestación, el abandono y la depreciación de suelos, el envejecimiento poblacional, el incremento de la obligación social del Estado y el probable agotamiento de los recursos naturales, entre otros.
En los momentos actuales, implementar una nueva doctrina nacional requerirá una revolución democrática para enfrentarse a la narrativa política de la izquierda, el tiempo es corto y los riesgos altos, pero es un deber participar en política para garantizar el futuro, el momento es hoy.